sábado, 21 de noviembre de 2009

Del Otro Lado

Sueño profundo. De repente, el despertador, que suena de una manera particularmente irritable. Estiro el brazo y lo callo con exageradas ganas de dejar de escucharlo. Me levanto, voy al baño, me lavo los dientes y me miro al espejo, para confirmar que el cansancio que siento en todo el cuerpo también se refleja en mi rostro. Me dirijo a la sala de estar, prendo la televisión, con el único objetivo de saber la temperatura que me espera afuera, y para enterarme si el tráfico juega a mi favor. Me visto apresurada, mientras el agua para el té se calienta. Intento peinarme de manera desinteresada. Tomo mi cartera, y en ella guardo los apuntes necesarios para las materias a cursar junto a mi lapicera azul. El agua hierve, corro a la cocina, preparo el apurado y precario desayuno. Con la mirada fija en algún punto que me preste comodidad dejo pasar unos minutos, mientras el vapor de la taza se esfuma a la altura de mi nariz. Me doy cuenta que no es tan temprano como creía, tomo el saco, las llaves, y me marcho. Camino unas cuadras hasta la parada del colectivo que me transporta hasta la facultad. Con suerte tarda unos pocos minutos. Levanto la mano, digo “uno veinte por favor” y al retirar mi boleto busco un asiento para poder apoyar mi pesada cabeza sobre la ventana y desde allí ir a donde mi mente desee.

Ésta es una de las millones de rutinas a la que cada habitante de la Gran ciudad se somete día a día. Todas son similares y quizás muy distintas a la vez. Cada cabeza está en su mundo, nadie se permite salir de ese círculo en el cual se mueve constantemente. Pues yo me pregunto, ¿hay alguien que se permita viajar hacia otra realidad?, ¿alguna vez alguien creyó en la existencia de una realidad diaria muy distinta a la que uno vive? Creer que todo el mundo se levanta temprano para trabajar o estudiar, que todos toman colectivos o subte para transportarse.
¿Pues nadie da lugar a la posibilidad de que alguien se levante a la mañana y no tenga para desayunar? Quizás lo creemos más lejos de lo que está.

Hay un hecho que viví hace poco tiempo que me acompaña cada día de mi vida. Parada en la puerta de mi casa, vestida para una importante ocasión, esperando que me pasen a buscar, con la expectativa en mente de una gran noche por delante, un niño con ojos oscuros y tristes se paró delante de mí y me miró fijo. Detrás de aquel pequeño hermoso aparecieron dos niñas y otros dos niños, uno de ellos estaba siendo cargado en los brazos de su madre, quien planeaba buscar comida para la cena en las grandes bolsas de basura que se encontraban estáticas sobre la vereda desde hacía ya algunas horas.

Aquella escena movilizó algo en mí. Pues la realidad que yo vivía en ese momento que me hizo creer que aquella noche sería una gran noche para todos, por la templada temperatura y por la brisa que golpeaba los rostros, se esfumó. ¿No había acaso una evidencia frente a mí que me estaba asegurando que indefectiblemente aquella noche, para algunos, sería una más y tal vez, una de las más tristes?

No sentí más que culpa y dolor al sentirme incapaz de hacer algo para ayudar a esa numerosa familia.

De eso se trata entonces, de viajar a otra realidad. De ver otros mundos, pero por sobre todo de animarnos a verlos. Sabemos que quizás no encontraremos una vida pintada de rosa, porque quizás sea gris oscura. Pero podemos esforzarnos por hacer que aquel temeroso gris se vaya aclarando de a poco.
Cuando queramos volver a “nuestra” realidad, es posible que se nos torne complicado. Es que al volver nada será lo mismo. Una vez que se ve algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados, todo se modifica.

Paulo Coelho expresa con sus maravillosas palabras lo siguiente en “Cerrando círculos”, “Dite a ti mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque tu ya no encajas allá, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, tu ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver”. ¿Volver? ¿A qué? Permitirse cambiar. No estancarse, ni quedarse ahí, en el mismo lugar donde siempre se estuvo. Avanzar, abandonar cosas y espacios a los que ya no pertenecemos. Crecer, cambiar, transformarse hasta desconocerse. ¿Viajar? Sí, viajar.
¿Duele marcharse? Marcharse igual. Pues si nos quedamos ahí, cuando pase el tiempo y miremos atrás ya no veremos nada conocido, nada a lo que podamos aferrarnos, porque nada nos va a pertenecer. La gente, los lugares, las cosas, todo se esfuma con el paso del tiempo. Por eso hay que renovarse y volver a arrancar.

Es un viaje que se emprende cuando se nos da vida y que se termina junto con ella. Atreverse a conocer lugares inimaginables. No por exóticos ni lejanos, aquellos lugares que esconden maravillas pueden pasar años a nuestro lado y nunca los descubriríamos si no fuese por el hecho de explorar y de animarse siempre a más.

Del otro lado siempre habrá una mano tendida, y hacia atrás habrá otra que nos despida. Moverse, pero nunca olvidar. Las miradas del pasado nos marcarán muchas veces lo que haremos en el futuro.

Generalmente, hay un momento o alguna palabra o alguna persona, o una simple situación en la vida que pone nuestro mundo patas arriba y lo desordena de tal forma que llegamos a ver las cosas como nunca creímos que la íbamos a interpretar.

Ese es el momento clave para entender que debemos elegir un camino. Podemos fingir no haber escuchado, ni haber visto o vivido algún momento y quedarnos sin hacer nada. O de lo contrario, podemos hacernos cargo e intentar cambiar aquello que vemos y no nos gusta, ya sea por nosotros o por alguien más. Para que al final de nuestra vida, en una recopilación de momentos, notemos que el mundo al que llegamos era uno, y el mundo del que nos vamos es otro.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CORRESPONDENCIAS...

CARTA 1
¡Hola Fabricio!
¿Cómo estás tanto tiempo? Hace un montón que no te veo y no se nada de vos…
Yo estuve estudiando mucho para la facultad, y también estoy trabajando como te conté la última vez que nos vimos, hace un par de meses atrás.
Por suerte ahora se normalizó todo un poco, la época de parciales ya pasó, y es por eso que pienso relajarme y quiero ponerme al día con la gente que hace bastante que no veo, como vos.
Resulta que ando organizando una fiesta dentro de dos semanas, sería el sábado próximo no, sino el otro. Es en el salón de la calle Santa Fe 2385. Es muy lindo lugar, bastante grande, porque planeo invitar a varias personas, espero que vayan todos…
¡Es a las 11 de la noche, anda cuando quieras y si querés lleva a tus amigos!
No festejo nada en particular, simplemente es una reunión para ver a la gente que extraño! Va a estar bueno así que espero que te prendas, de paso nos vemos y entablamos una larga charla como siempre solíamos hacer.
¡¡ Te mando un beso y te voy a estar esperando!!
Mati

CARTA 2

Mati:

Me alegra saber de vos, saber que estas bien. Yo también estuve y estoy con muchos parciales y con muchísimo trabajo, por eso es que ando bastante perdido.

Envidio tu suerte, ojala yo también tuviera más tiempo para relajarme y pasar con mis amigos. Estoy a mil, no paro un segundo, no tengo tiempo para nada. Casi no veo a mi familia, de la facultad voy al trabajo y del trabajo llego a casa muerto para dormir.

Me encanto la idea de la fiesta y me parece muy bueno armar este tipo de reuniones así no perdemos contacto, pero lamentablemente esta vez te voy a fallar. Tengo otro compromiso al cual no puedo faltar, mis papas realizan una cena festejando su aniversario y les prometí que iría. Como te dije antes casi ni veo a mi familia y ya me comprometí con ellos, por lo que no puedo ir. Te propongo organizar una reunión o juntarnos nosotros otro día si te parece. Tengo muchas ganas de verte, de tener una larga charla y ponernos al día con todo.

Espero que sepas entender y te pido mil disculpas, ya tendremos otra ocasión para juntarnos. Te mando un saludo enorme y otra vez te pido perdón.

Besos, Fabricio.

CARTA 3

¡Fabri!

¡No sabes lo mal que me puse cuando leí tu carta! Realmente esperaba que vayas a la fiesta… es que como te dije es muy importante para mi… ¡¡¡hace tanto que no te veo!!!

Además después de esa reunión es probable que vuelva a desaparecer por un tiempito porque en el trabajo es más que seguro que me hagan viajar a Uruguay por unos meses, todavía no esta definido.

Te pido por favor que reconsideres mi invitación, ya que si no es en esa fecha, no sé cuando tendremos posibilidades de encontrarnos… ¡y tantas cosas hay para hablar!

¡Te mando un gran saludo, y espero ansiosamente una respuesta positiva!

Mati

CARTA 4

Mati:

No me hagas esto, por favor. Sabes que tengo muchísimas ganas de verte también, y no lo hago de mala onda, pero no puedo fallarle a mis papás.
Aunque sé que no es lo mismo, podríamos hablar por teléfono, sería un avance de cómo están las cosas ahora. Sinceramente tenemos que aprender a hacernos un tiempito, desde que estamos con nuevas responsabilidades, la facu y el trabajo, nos colgamos con el resto, o por lo menos a mi me pasa. Por eso digo, con un contacto más fluido, como arreglar para llamarnos una vez por semana, evitaría este tipo de situaciones.
Espero que si te sale el viaje a Uruguay lo pases bárbaro, y si tenés la oportunidad te recomiendo ir a Colonia, es un lugar hermoso.
Te prometo que cuando vuelvas convenzo a los chicos de la secundaria para armar un partidito así revivimos viejas épocas, aunque te confieso que estoy medio oxidado.
Mandale saludos a tu familia, y te pido que no te enojes, ya vamos a volver a vernos y hablar como antes.
Un beso Mati, suerte y ¡nos estamos hablando!

Fabri.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Al revés

Resulta ser que desde que el mundo es mundo la mujer se vio siempre perjudicada a la hora de compararla con el sexo masculino. El hombre siempre se consideró superior, más inteligente, capaz de votar, de intimar con cuantas mujeres quiera sin ser señalado con el dedo, de estudiar y muchas otras cualidades. Está demás decir que nosotras no guardamos rencor alguno, ¿no?
No tendría sentido que de un extremo insensato e ilógico pasáramos al otro. Es decir, no sería de personas racionales que de disminuir a la mujer lleguemos a hacer lo mismo con el hombre, y que al cabo de varios siglos el circuito vicioso e inmaduro vuelva a empezar.

Hoy en día se afirma que el sexo femenino se encuentra en su mejor etapa. La mujer ya no se queda en casa como antes limpiando y cocinando para la gratificante finalidad de satisfacer a su marido que llega de trabajar (en el mejor de los casos). Asumamos que esto ya es historia, aunque a muchas les encantaría seguir siendo mantenidas, ¿o no?
Hoy la mujer estudia, trabaja, cría a sus hijos, y es ama de casa al mismo tiempo. Y nadie puede negar que lo haga de una manera admirable y no existe posibilidad de réplica. Pues el hombre o cocina o cambia los pañales, ambas actividades al mismo tiempo generalmente no tienen buen resultado.

Pero como ya dije, aquí no es cuestión de criticar al sexo masculino que tantas veces nos hace felices. Simplemente me detengo a aclarar que después de tanto tiempo de martirio, darles un poquito de su propia medicina se torna irresistible.

Para poner la balanza un poquito a su favor es necesario remarcar que a las mujeres nos encantaría que nos sigan invitando a cenar, que nos regalen flores y/o bombones, que nos dejen pasar primero cuando ingresamos a un lugar, y que cuando caminemos juntos por la vereda nosotras seamos las que vayamos contra la pared por el simple hecho de ser damas; aunque todo esto forme parte del maldito machismo que al mismo tiempo se confunde con la hermosa caballerosidad.

Sin querer llegar al papel de mujer compresiva y que fácilmente se derrite con aquellos detalles que tanto levantan el ego al hombre, me gustaría remarcar algunas de las características que poseemos de manera innata sin poder hacer nada contra ellas. Pues una vez al mes nos acusan de malhumoradas, molestas, hipersensibles e histéricas. Deberían entender que nuestra actitud no es en absoluto voluntaria, y por otra parte la histeria no es propia del sexo femenino. Ellos también la padecen, sólo que no hay oportunidad para echárselas en cara. Si leyeran Freud sabrían que el síntoma histérico proviene de vivencias que al paciente (sin distinción de sexo) le resultan desagradables comentar y que en realidad no recuerda.

Por otra parte la mujer tiene menos fuerza física que el hombre. De ahí que es raro escuchar que sea la mujer la que maltrata a su pareja, aunque mujeres malvadas, las hay sin duda.
Los comentarios relacionados con la manera que tenemos de manejar deberían omitirlos. Pues que lo hagamos distinto que ellos no implica que lo hagamos mal. La diferencia es que las mujeres no necesitan de un gran auto ni de la velocidad extrema para mostrar superioridad. Y las estadísticas de accidentes automovilísticos están a nuestro favor.

Criticar nos atrae de manera inexplicable. No podemos dejar pasar ningún tipo de comentario relacionado con la mala vestimenta de una y la forma de hablar de otra. Pero en este punto estamos empatados. Pues no se que es más triste, si hablar del los demás o perder el tiempo discutiendo acerca de su tan amado deporte: el fútbol.

Por último, deberían reconocer que ningún hombre sobre la tierra sabe lo que es depilarse y todas las situaciones incómodas que debemos atravesar en el caso de la carencia de dicho detalle. Pues en verano, quienes muestran sus piernas y axilas sin previa inversión de horas y dinero en profesionales son ellos.

Dejando de lado tanto el machismo como el feminismo creo que como sociedad deberíamos replantearnos muchas cosas. Nadie es inferior a nadie. Tanto la mujer como el hombre deben ser considerados iguales en capacidades y oportunidades. Que cada sexo se encargue de reconocer sus puntos fuertes así como los débiles, y deseo que por mucho tiempo más sea el hombre quien proteja a la mujer, y que la mujer sea quien se muera de ternura por el hombre.

lunes, 17 de agosto de 2009

Todo al río

Cuando las luces de una ciudad entera se apagan, ya no hay más que decir. Las miradas se opacan, las sonrisas desaparecen y lo único que queda es el dolor junto con algunas velas encendidas, que solo alcanzan a iluminar algunos rostros.

El sol no está y tarda en aparecer. Y aunque la luna sea la única que nos provee de luz en esta triste noche, ella no se deja ver. Las nubes se encargaron de hacerla desaparecer, se encargaron de hacernos recordar que un segundo es mucho más que toda una vida, y que un solo lugar, puede abarcar mucho más que el mundo entero.

Pero por supuesto que los días anteriores a aquel inesperado día, no eran más que comunes y corrientes, donde la alegría prevalecía por sobre todas las cosas. Alejada de la tristeza y el dolor. Como si inconcientemente se intentara escapar de aquellos sentimientos que algún día, sin poder evitarlo y sin saberlo, nos alcanzarán.

La felicidad brotaba de mi piel, y las noches de aquel frío invierno eran enfrentadas con todo mi cuerpo, con todo mi ser. La lluvia y el viento no habían sido nunca para mí tan hermosos fenómenos del clima. Me permitían sentirme simplemente viva.

Siempre he sido de aquellas personas que intentan vivir el momento, sin planear todo, todo el tiempo. Sólo que a veces se torna imposible para mí. Más allá de poner todo mi empeño, las cosas sin querer o queriendo, para bien o para mal, pasan.

Todos pasamos la vida entera intentando mantener a los malos pensamientos lejos. Vaya a saber uno porque razón. No estoy segura si por miedo o por inseguridad.

Hoy puedo decir que a nada le temo, pero sé que en el preciso instante en que algo me haga daño, sé que en ese preciso momento no me alcanzarían las fuerzas para intentar huir.
Pero esta vez ocurrió algo distinto. Aquella noche la ciudad brillaba como nunca (y de esto uno se da cuenta mucho más tarde), los autos circulaban por las calles, la luna de a poco desaparecía y las estrellas no se fueron por el simple hecho de que nunca habían llegado.

Las risas invadían la ciudad, y si dijese que el amanecer era anhelado, estaría mintiendo. Pues aquella noche era tan perfecta que dudo de que alguien hubiese querido que acabe. Sin embargo, tal como lo dispone la naturaleza, todos sabíamos que aquella madrugada debía marcharse. Nadie hubiese dudado en hacerse amigo del sol de haber sabido que la oscuridad de esa noche tomaría de rehenes a nuestras almas por varios días.

Fue entonces a las seis de la mañana que un alma se perdió a causa de otra que la destruyó.
Un joven muy querido había muerto, y se encontraba tirado sobre la vereda a merced de todos los males. No causó en mí aquel hecho, más que un profundo e intenso dolor.

Aquel asesinato fue el titular de cada diario, la novedad de cada noticiero, el tema de conversación de cada mesa, fue cada muerte que hubo después, fue cada volante en las calles, fue cada uno de todos los jóvenes del lugar, y fue el dolor de cada madre.

Mucho más tarde fue cuando realmente reaccioné. Ideas horrorosas caían de mi mente, auque intentaba evadirlas. Ese es el momento en el que empecé a transportar los mismos hechos a mi propia vida, y que hubiese sido de mí si en ese mismo momento y lugar hubiese estado yo y no ese chico.

No creo haber sido la única en pesar aquello, pues horas más tarde el pueblo entero reaccionó y emprendió su movilización que no descansa para reencontrar lo que aquella noche un alma oscura nos quitó, la paz.

Ya no sé si las mañanas que siguieron fueron templadas o ventosas, soleadas o nubladas. Para mí el cielo lloraba sin cesar.

Poco a poco fui entendiendo que el dolor no era de unas pocas personas, sino que se compartía realmente. Y eso fue cuando miles y miles de personas salieron a mostrar sus lágrimas desesperadas y a la vez sus sonrisas forzadas, en un clima donde reinaba una sospechosa sensación de paz.

El encuentro se efectuó en el mismo lugar donde el mundo se había detenido por un instante. El recorrido fue corto, pero al mismo tiempo extenso.

Todo lo que pude hacer fue detenerme a contemplar aquellos entristecidos rostros que avanzaban a lo largo de las calles muy lentamente. Eran miles pero sin duda alguna, todos se asemejaban. A cada paso el silencio se intensificaba. Pero el silencio se hizo escuchar. Por primera vez salió a la luz, por primera vez nos hizo conocer su voz, fuerte y segura. El silencio por fin gritó.

Las calles de mi ciudad aquel día, eran distintas. No se asemejaban en absoluto a las calles en las que yo alguna vez caminé y recorrí. Podría decir que eran propias de un lugar lejano, ubicado a miles de kilómetros de distancia.

Zárate ya no era la misma. Mientras avanzaba entre miles de personas, cada vez lo notaba más.
El único sonido que se oía era el del caminar de tantos pies.
Sólo se podían percatar algunas húmedas miradas que cada tanto se alzaban para ver el cielo. El resto se mantenían en el frío cemento sobre el que avanzaban.

Mis manos y mi rostro estaban congelados. Prácticamente no los sentía. Entre tantas ideas juntas que se chocaban en mi mente, inconcientemente elevo mis pupilas para toparme con otras, que las descubrí deshechas. Era sin duda la mirada más triste del lugar.

No había nada para decir. Es increíble cómo de un momento a otro las palabras se desvanecen y el silencio gana otra vez. A veces callar, quizás sea más oportuno que hablar.

Los negocios ya no iluminaban la triste ciudad, sino que la acompañaban en su dolor. En mi interior, terminaba de confirmar lo que ya había sospechado antes. Todo había cambiado, y era extraño para mí.

La tristeza reinaba junto con el recuerdo, y en ese preciso instante, sin advertir su llegada, una fina lágrima se desprende de mi ojo para luego rodar sutilmente sobre mi mejilla, hasta caer rápidamente en mi mano que se encontraba en camino para retenerla, pero llega tarde y muere en el intento.

Y es en esas centésimas de segundos cuando realmente logro reaccionar y darme cuenta de todo lo que está sucediendo. Me doy cuenta de que la muerte de aquel chico había cambiado todo. Pero también había sido la gota que rebalsó el vaso. Él fue la razón para luchar contra todo lo malo. Tal vez no se actuó de esa manera a tiempo, pero al menos se empieza por algo.
La lucha es continua, nunca debe detenerse. Quien dice que algún día alcancemos lo que tanto se busca, lo que tanto se anhela: la paz.

De repente los pasos se frenan y ligeramente elevo la mirada. En vano fue intentar descifrar que ocurría con la marcha que se había detenido, pues la multitud no me lo permitía. Pero un momento después lo entendí todo.

Las palabras de una mujer se escucharon retumbar. Salían de aquellos parlantes con una seguridad asombrosa e incomparable. Y a pesar de esperar el obvio y preciso instante en el que esa voz se quebraría sin más remedio, no se oyó ni la más mínima vibración. Y eso llenó a los presentes de fuerza y orgullo que quedaron demostrados en un cálido y extenso aplauso que dio fin a aquel breve discurso.

Sin más que hacer, los miles de presentes emprenden el camino a sus casas, al igual que yo. Fue raro notar como tanta gente unida, pasa a estar tan lejos una de otra de un instante a otro.
Las velas que alguna vez se habían encendido, ahora se apagaban. Los pocos autos que circulaban por las calles seguían estando. El frío golpeaba mi rostro sin piedad. Y aunque algunas luces volvieron a encenderse, nada fue igual. Aquella sensación de la normalidad no se recuperaba tan fácilmente.

En las cuadras que me restaban para llegar a mi hogar las ideas no fueron claras. Toda esa fuerza que minutos atrás se había depositado en un gran aplauso luego de un gran silencio, ya no estaban, o mejor dicho, de a poco se marchaban.

Aquella noche, fue una noche más. Solo una sensación extraña me invadía, que más tarde logré conocer.

Toda mi vida vino encima. Toda la vida de repente se hizo un rato. Mi madre, mi padre, mi infancia, mi enseñanza, mis costumbres, mi vieja casa, mi nueva casa. Mi escuela, mis amigos de siempre, mis nuevos amigos, los que ya no están. Mi presente de repente aparece, un poco confundido con mi pasado y mi futuro. Mi carrera, mi rutina, mi lugar, mis sueños. Pude recordar que hubo alegría y también años olvidados.

Y de la nada surge un recuerdo. El recuerdo de una película en el que un amoroso padre le enseña a su hijo a no estar triste, a desprenderse de todo lo malo, de todo lo que le hace mal. Ir al río, era la solución. Mirarlo. Detenerse a mirarlo. Y de a poco pensar en todas aquellas cosas que duelen y dejarlas ir junto con la corriente para que se mezclen con el agua. Para que se marchen, para no volver jamás.

Unas inmensas ganas de encontrarme sentada frente al río me surgieron. Pero estaba lejos de él, y para cuando llegara, toda la tristeza ya me habría consumido por completo.
Entonces busque una rápida solución. Corrí hacia el balcón del departamento del sexto piso en el que vivo y respire profundamente con los ojos cerrados. Cuando los abro la ciudad iluminada estaba frente a mí. Decidí entonces pensar en todas mis inseguridades, en toda la tristeza que molestaba en mi interior para dejarla ir junto con el viento que aún no cesaba.

Y así fue. Cuando regresé a mi habitación, toda la angustia que antes estaba presionando mi pecho con fuerza, ya no estaba. De alguna manera me había liberado. De alguna manera una sonrisa lleno de expresión mi cara. Y llena de paz, apoyé la cabeza sobre la almohada sin mirar más allá de la oscuridad que mis parpados me proveían. Podía sentir la luz de la luna por la ventana abierta que daba en mi cara. Casi llego a precipitarme cuando noté que no sabría que hacer cuando no sople más viento. Vi que el tiempo se consumía y por un momento dejé de pensar, iba a decidir que hacer cuando despierte del todo. Poco a poco llegué a estar inmersa en un sueño del que aún no puedo despertar.

lunes, 10 de agosto de 2009

Material de trabajo para mi texo narrativo (segunda parte)

JUAN CRUZ MARQUESCARTA DE SU MADREDesde nuestro humilde lugar, como PADRES y FAMILIA de Juan Cruz, y desde este profundo dolor que nada ni nadie podrá calmar ni curar ,por el resto de nuestras vidas; nos unimos a todos Uds. en un grito de “JUSTICIA POR JUAN CRUZ “ !!!!!! y por todas las victimas inocentes cuyas vidas fueron truncadas tan injustamente por seres ineptos e irracionales... por un gatillo fácil.

A TODOS y a cada uno de Uds. ,sin olvidar a nadie, familias, vecinos de Zárate, Campana y de distintos lugares, al periodismo local y nacional, por el respeto al silencio y al llanto, a conocidos y desconocidos, que están ,estuvieron y estarán junto a nosotros ,de una u otra forma, colaborando en lo sucedido, acompañándonos en la MARCHA, acompañándonos de diversas formas y maneras, con vuestro pensamiento, desde vuestros hogares, con expresiones vivas de gran amor, dolor y congoja; en un gesto de solidaridad, en unión, en profunda comunión , en fraternidad y en total repudio a la violencia y a la injusticia que estamos viviendo a diario.

Hijos de este pueblo, volvimos a ser familia que se quebró en esta desgracia; queremos agradecer desde lo más profundo de nuestros corazones ,destacar vuestra incondicional compañía, vuestro total respeto e implorar a comprometerlos a luchar por MAS !!!

Desgraciadamente, en la vorágine que estamos viviendo, el caso de Juan Cruz, se irá olvidando, como tantos otros, a pesar de que nadie podrá borrarlo de nuestros corazones. .....serán otros los casos que tomen vigencia, por eso pido a DIOS y a todos Uds. que esto jamás se olvide. Aunemos nuestras fuerzas por un futuro mejor.

La MARCHA lo demostró... el SILENCIO fue tan intenso... que habló.

Sigamos luchando por los que están por venir, por los que quedamos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, de todas las razas, religiones, y clases sociales. Para que podamos andar por las calles, salir a trabajar, dormir, y poder regresar a nuestros hogares tranquilos y en paz; como debe ser.Luchemos por estos SERES DE MALA HUMANIDAD...que no dejan de ser víctimas de un sistema que genera y consiente la violencia; y de una paupérrima formación .Que nuestras vidas estén en manos de verdaderos “profesionales” que velen por nuestro bien, justos, sanos, y con la suficiente preparación para poder enfrentar y resolver situaciones, sin violencia, cumpliendo con la total defensa de los ciudadanos.

Es demasiado tarde para nosotros, escuchar las palabras vergüenza, perdón... si algunas autoridades y agentes estatales dicen sentir esto.....que podemos sentir nosotros??????? Simplemente pánico por saber que estamos en manos de muchos “Sanhuesa”...

Que fue lo que NO les permitió ver a éste asesino depredador que tenían como colega ???, como compañero, como profesional de la policía ...si así podemos decirle, sin caer en la ofensa de otros.

Nos preguntamos, una y mil veces, porqué ??con un curso de pocos meses le dan un arma a estos asesinos, que la usan a mansalva por el simple hecho de sentirse poderosos?

Que pasa con las instituciones que los están formando? Que pasa con el gobierno, con los gobernantes, con los profesionales que permiten dejar cumplir una función de semejante envergadura a estas mentes insanas, a estos sinvergüenzas, canallas y asesinos??????

Nuestro hijo fue ASESINADO por un arma del Estado, sin tener la más mínima forma de defenderse,... por salir corriendo ,como tantos otros jóvenes en ese momento de pánico, donde nadie entendía el porque de los disparos a mansalva de Sanhuesa... corrió por sentirse indefenso y por sentir terror cada vez q salía a la calle; fue tomado de atrás por este asesino que no le bastó con pegarle varios culatazos en la cabeza ,golpearlo a mas no poder, sino... que tuvo que darle un tiro ,desangrándolo, arrebatándole la vida, causándole la muerte.

No solo mató a nuestro hijo ,sino mató a sus padres, a toda una familia completa ,a toda una sana juventud ,a una ciudad entera!!!!!!!!

Por eso, nuestra respuesta, al común predominante de todos Uds. hermanos, gran familia, que nos preguntan: qué podemos hacer por Uds.??? Que necesitan???? ..estamos a vuestra disposición !!!!! ;nuestra respuesta es : COMPROMETÁMONOS!!!!!!!!!,QUE TODO ESTO NO MUERA CON NUESTRO HIJO Que Juan Cruz sea una bandera para lo sucedido, que esto no quede en una marcha ...Estamos al descuido, desguarecidos, huérfanos de cuidados ,estamos al desamparo, sin techo...

COMPROMENTÁMONOS en la educación, en la formación de nuestros hijos, en el día a día, cada uno desde su ámbito laboral, en su profesión, para volver a lograr rescatar los VALORES, el RESPETO, los DERECHOS HUMANOS, la ETICA, la RESPONSABILIDAD.

Comprometámonos a respetar al ciudadano y a hacernos respetar, porque de otra forma nunca lograremos nada!!!No utilicemos el odio, el rencor, y la sed de venganza para actuar; recordemos que la mejor arma y la mejor forma de atacar es el AMOR y el RESPETO al prójimo.

Apelemos a las Autoridades, para que revisen lo que está pasando, a la Justicia, a los organismos gubernamentales, al Poder Legislativo, al Señor Intendente de la Ciudad de Zárate, al Honorable Consejo Deliberante,....apelemos al corazón de cada uno de nosotros.....JUAN CRUZ está renaciendo de su muerte, en tanto hagamos algo para no morir con esta muerte, el renacimiento posterior nos dará la fuerza, en cada respuesta positiva, en cada acto de justicia, con cada cambio en esta sociedad y en cada uno de nosotros.

Por todo esto, RENACER es volver a creer , desde el más puro dolor ,en la humanidad... VESNA

Material de trabajo para mi texto narrativo (primera parte)



Multitudinaria marcha por Juan Cruz Marques


2009-07-25 Tal como estaba programada, se realizó ayer la marcha por Juan Cruz Marques, con el objetivo de reclamar mayor seguridad en Zárate, y para que estos lamentables hechos no vuelvan a ocurrir en nuestro país. Mucha gente se acercó para apoyar este pedido y se hizo sentir en toda la ciudad.

Una concentración masiva de personas produjo la marcha en repudio al asesinato de Juan Cruz Marques, perpetrado por un policía de civil, el pasado fin de semana.La marcha que fue convocada a través de la red social de Facebook en Internet, y que luego se difundió por toda la ciudad, tuvo una amplia convocatoria de la comunidad que se solidarizó con la familia de este joven zarateño.La misma estaba pautada para las 19.00 en 19 de Marzo y Ameghino, lugar en el cual muy lentamente los vecinos se fueron acercando para reclamar ante tanta inseguridad que estamos viviendo.El camino que se eligió para hacer el recorrido fue desde el punto de partida, para llegar hasta 19 de Marzo y Rómulo Noya, pero antes pasaron por el frente del boliche “Self” -donde se encontraba divirtiéndose Juan Cruz- y estuvieron unos minutos frente al mismo. Luego continuaron por Rómulo Noya hasta Justa Lima y desde allí caminaron hasta Plaza Mitre Después de dar una vuelta por la plaza, se situaron en el frente de la Parroquia “Del Carmen”, donde el Padre Ariel Pérez ofreció sus palabras de condolencias y de aliento a los familiares y amigos de la víctima, a través de una emotiva ceremonia.
RespetuososLa gran cantidad de gente que participó de la convocatoria, fue muy respetuosa al pedido de los familiares y amigos; y realizaron una marcha tranquila y silenciosa. Al mismo tiempo, los comercios del Centro de la ciudad, también se adhirieron cerrando las persianas de los negocios como así apagando las luces de los mismos como simbología de adhesión tal como lo habían aconsejado desde el Centro del Comercio.
OperativoEl operativo de seguridad y quien dirigió la marcha fue el Departamento de Prevención Urbana (DPU) a cargo de Claudio Henricot, ya que no hubo agentes de la policía en todo lo que fue el marco de la marcha.Mucho dolor y agradecimientoLuego de la ceremonia religiosa, en la cual también participó el Pastor Micusi, y en diálogo con la prensa, la madre del joven asesinado, Vesna Ravnik, dijo “Quiero agradecerles a todos por haber estado en este momento y pedirles que la memoria de Juan no decaiga, que la muerte de mi hijo sirva y que no vuelva a pasar. Que tenga frutos como dijeron los sacerdotes para la juventud y para que la gente pueda vivir en paz”. “Quién era Juan Cruz, ustedes ya lo saben. Sus amigos se han encargado de hablar de él. Ellos han demostrado lo que era mi hijo. Juan Cruz tenía millones de hermanos por todos lados”, dijo.Por último expresó: “Les agradezco a todos los medios, a los sacerdotes y a toda la ciudad de Zárate completa, y a todos los que están junto a mí, en este momento de gran dolor”. “Luchemos para que esto no siga pasando, y para que se haga justicia y no existan más todos estos gatillos fáciles”. “Que no exista más esta violencia y para que los chicos puedan salir tranquilos, en paz y disfrutar la vida como debe ser”, concluyó.

EL ETERNAUTA - Notas de Lectura

→ Esta es una obra literaria en la que el autor muestra claramente la libertad de la historieta.

→ Luego de leer un artículo publicado en una revista acerca de Héctor G. Oesterheld me doy cuenta que esta larga historieta no es como cualquier otra. Además esto me ayuda a reflexionar y a tener en cuenta que esta obra se inscribe en un momento ambiguo de la industria gráfica argentina y así cuando la historieta retrocede, Oesterheld logra llevarla a sus resultados mayores, concediéndole un gran reconocimiento por dicho trabajo.

→ En un principio “El Eternauta” me resulta atrapante, pero debo confesar que no es el género que más me gusta, y no estoy segura si lo volvería a elegir.

→ Continúo leyendo y ya alcanzo la mitad del libro y siento que me brinda ideas que mantengo en mente, pero sé que la ficción no es el género que me gustaría desarrollar en mi trabajo de narración. Quizás más adelante cambie de parecer…

→ Los días pasan y junto con ellos avanzo en la lectura a grandes pasos. Sigo sin descubrir lo que realmente quiero. A veces pienso en trabajar con ciencia ficción pero por más que en este caso me resulte interesante leerla, no creo que me sea tan fácil y placentero escribirla. Mantengo muchas dudas, pero sé que pronto llegarán certezas.

→ Terminé de leer la obra y concluyo en que me gustó haber tenido esta oportunidad para leerla, porque pude salir del lugar en el que siempre me manejé, y se que nunca hubiese salido de allí de esta manera si no hubiese sido por un trabajo como este. Sin embargo, me decidí a que la ficción no es lo mío. Prefiero trabajar con historias verídicas, o que por lo menos sean posibles de ocurrir en este mundo.

→ Tras haber leído la historia, y al pasar varias semanas de relectura en la que me detuve en ciertas páginas de “El Eternauta”, y dejé volar mi imaginación a donde quiera ella ir, llegué a la conclusión de que deseo escribir acerca de un hecho real que ocurrió recientemente y que logró afectar mis pensamientos.

A pesar de que no se relacione con la historia leída, creo que esa puede llegar a ser una apreciación muy superficial. Pues estoy segura de que tiene muchas cosas en común. Al finalizar mi texto podré demostrarlo, ahora me resulta difícil explicarlo. Sé que esta gran historieta me sirve de guía en gran parte.

sábado, 8 de agosto de 2009

Diario de escritora (cuarta parte)

Ya pasó otra semana... y mi texto avanza... en este momento siento la necesidad de expresar muchas cosas. Aún no quiero revelar mi texto narrativo, siento que no está listo para motrarse, pero sé que pronto lo estará.

Como ya se sabe a esta altura, he leído "El eternauta", que es una gran historieta que cuanta una historia de ficción. Pues en todo el proceso de lectura descubrí dos cosas muy importantes. Primero, que entendí que a veces hay que salirse del lugar en el que uno está acostumbrado a moverse. Pues nunca había leído ciencia ficción, y siempre creí que nunca lo haría. Sin embrago esta historieta me gustó mucho y fue de gran ayuda haberla analizado días despues de haberla terminado de leer.
Segundo, descubrí que a pesar de que dicho género me resulte interesante leerlo, no es lo que quiero escribir. Creo que se requiere por sobre todas las cosas del placer de escribirla, y yo no lo tengo. Dejaré ese desafío para más adelante. Ahora quiere dedicarme a una historia verídica.

Y todo esto que aquí expreso, fue producto de un largo proceso de lectura y de búsqueda.

Y como ya expresé, en mi texto narrativo decidí contar un hecho que sucedió en mi ciudad y que me conmovió. En muchas cosas difiere de aquella historia que leí, "El eternauta", pero en otras se relacionan mas de lo que se puede percibir a primera vista.

Por ejemplo: en la historieta de Oesterheld se describe poco a poco la destrucción de Capital Federal tras una invasión entraterrestre, y el narrador muestra todas las sensaciones que le causa observa aquello
Pues algo similar hago yo. Cuento los cambios que mi ciudad fue sufriendo de a poco, desde aquel conmovedor asesinato. Y todos esos cambios, los noto mientras recorro la ciudad en una marcha silenciosa.

lunes, 3 de agosto de 2009

Diario de escritora (tercera parte)

Finalmente me decidi. Ya se lo que deseo escribir. Luego de pensar y pensar como desarrollar la idea de la descripción de una ciudad totalmente destruida, que era lo que tenia en mente, algo sucedió y provocó un cambio en mi.

Un hecho dado a conocer por todos los medios que ocurrió aquí, en el lugar donde vivo desde que nací, Zárate, dejó conmovidos a todos los ciudadanos. Un joven inocente murió asesinado. Esto causo en mí como en tantas otras personas la necesidad de luchar por conseguir justicia por aquel muchacho tan querido.

Concurrí a una marcha, junto a otras miles de personas que estuvieron también presentes. Recorrer las calles de mi ciudad en silencio y cruzarme con miradas tan llenas de tristeza me dió la necesidad de querer contar detalladamente aquel hecho y todo lo que desde entonces ha ido acontenciendo.

Puedo tranquilamente decir que me encuentro encaminada y llena de ideas que de a poco voy plasmando en el papel. Siento que ahora sí tengo mucho para contar...

sábado, 18 de julio de 2009

Diario de escritora (segunda parte)

Teniendo en cuenta que ya he terminado de leer aquella historia tan inquietante que comencé no muchos días atrás, llamada “El Eternauta”, y considerando los comentarios que se realizaron aquí en mi blog acerca de mis dudas y de las varias ideas que vuelan en mi mente, creí importante comenzar a escribirlas.

De a poco noté que al plasmar todos mis pensamientos en un papel simplifica mucho las cosas. Pues me di cuenta que muchos de ellos no eran demasiado útiles para lo que yo quiero hacer, y descubrí que otros son más importantes de lo que creí posible.

Aún no logro empezar a armar mi texto narrativo, resulta ser que no sé por donde comenzar. Pero creo que en los próximos días las ideas en mi mente se irán aclarando. Por el momento me ayuda mucho ojear una y otra vez el texto leído para lograr así encontrar mi propio estilo de la historia a relatar.

viernes, 10 de julio de 2009

Diario de Escritora (primera parte)

Hace ya diez días que en mi mente las ideas van de un lado a otro sin descansar un momento. Por suerte siento que sé lo que quiero, pero de alguna manera mis pensamientos se dispersan hacia varios lugares.

De todos los territorios que se pueden recorrer, mantengo mis ansias de trabajar con el de la Guerra, que es el que captó más mi atención y mi interés.

En cuanto a la obra completa que requiero leer para completar mi trabajo de narración, estoy leyendo “El Eternauta” de Héctor G. Oesterheld. Nunca creí posible el hecho de leer algo de se estilo, pues es una historia de ficción narrada en forma de historieta. Debo reconocer que a pesar de no ser el tipo de lectura que frecuento, en este caso particular logra atraparme durante largos ratos.

Pues seguiré avanzando con mi trabajo de lectura, y dejaré que mis ideas sigan volando para llegar no sé a donde…

miércoles, 1 de julio de 2009

El perfume de las calles

Muchas veces pasa, creo yo, que cada cosa en este mundo es identificable por alguna característica en particular. Si hablamos de una persona, la característica podría ser el tono de voz, la risa o algún rasgo marcado. Si hablamos de un lugar podría ser que lo reconozcamos por su estilo original, por la zona en la que se encuentra, o por su olor, su perfume.
Las calles de San Telmo son, sin lugar a dudas, identificables por el suave aroma a sahumerio que lo inunda de principio a fin; el cual impacta en un principio pero luego se hace parte del mismo aire que se respira, como si fuese totalmente natural, como si éste se elevara desde el frío cemento de las calles.
Diez son las cuadras que por primera vez recorro junto a dos compañeros para realizar un trabajo de campo que por cierto nos provoca gran ansiedad. La primera impresión que a uno le dan las calles por recorrer es que son angostas e infinitas. Pues si, lo son, pero por ser infinitas no dejan de ser encantadoras, y por ser angostas permiten al menos reparar un poco el frío clima que acosa a la gran ciudad este domingo de otoño. Llenas de personas que van de un lugar a otro, que frenan a cada momento, a cada paso. Vuelven a andar, pero al instante vuelven a detenerse. En su mayoría son extranjeros y llevan cámaras fotográficas. Y el hecho de intentar fotografiar cada instante le permite a uno mezclarse en la multitud alborotada.
Una pasarela alargada, y a los lados, ellos. Los artesanos, los protagonistas de uno de los barrios más bonitos de la capital. En su mayoría están ahí por placer, pero muchos otros por necesidad. Sin embargo todos muestran disfrutar el hecho de exponer sus trabajos manuales, sus artesanías. Carteras, vasijas, adornos, ropa, aros, anillos, billeteras. Todo eso y mucho más se encuentra en este lugar en el que reina la variedad y la autenticidad de los productos a la venta.
Los puestos son pequeños y todos similares. Sin embargo, toda regla tiene su excepción. Y es aquí cuando aparece un caso distinto al resto, el cual nos capta poderosamente la atención. Un hombre, detrás de un puesto en una esquina. Pero este puesto no se parece en nada a los que lo rodean. Pues no tiene ninguna “artesanía” a la venta, sino que ofrece una bebida caliente, que él llama “soup love”; quizás para calmar el frío que cada vez se agudiza más a causa del atardecer. Gritando en español pero con tono de extranjero, logra que varias personas se acerquen al lugar, entre ellas, yo y mis dos compañeros. No sé bien la razón pero nos surge la profunda necesidad de hacerle unas preguntas acerca de él y su vida en la ciudad. Con gusto deja por un momento lo que estaba haciendo y comenzamos a hablar. Inmersos en la conversación de la alocada vida que lleva este muchacho desde pequeño, sin darnos cuenta prácticamente debemos corrernos para que los colectivos y los autos que circulan por la esquina avancen. Pero nada cambiaba, las palabras fluían solas y la charla se extendió por unos cuantos minutos.
Seguimos caminando maravillados por cada ínfimo detalle. De repente algo que nuevamente vuelve a captar nuestra atención. Otro puesto fuera de lo común pero por razones muy distintas a las del anterior caso. Esta vez es una mesa llena de objetos pertenecientes a épocas pasadas, pero épocas muy significativas por cierto. Por ejemplo, un casco que fue utilizado por un soldado durante la Segunda Guerra Mundial, y otras cosas por el estilo. No es fácil de explicar la extraña sensación que se siente al observar estos elementos que estuvieron en contacto con lugares y momentos precisos que parecen estar más lejos de uno de lo que en realidad están. Que es escalofriante, no hay dudas.
Mientras continuamos caminando, nos seguimos deslumbrando por todo lo que vemos. La zona se caracteriza por tener gran cantidad de negocios de antigüedades, en su mayoría muebles. Ingresamos a varios de ellos y contemplamos durante un largo rato todo lo que esta a nuestro alcance. Es realmente fascinante.
Llegamos a un sector donde poco a poco la cantidad de puestos va disminuyendo, pues las cuadras pasaron rápido y ya no quedan muchas por delante, sólo un par. Pero nos sorprende la presencia de unos mimos que de un modo muy gracioso actuaban en la calle. También encontramos una banda de cuatro integrantes que ubicados muy cómodamente, tocan sus instrumentos y llenan el lugar de notas musicales y de alegría.
Por unos instantes los observamos y continuamos caminando algunas cuadras más, hasta llegar al fin de la feria.
El sol se marcha, por lo que el atardecer llega y junto con él, el frío. Los ya nombrados como protagonistas de este evento que se lleva a cabo cada domingo, los artesanos, comienzan a juntar sus cosas para irse, evitando la noche. Es así que no nos queda otra opción que emprender nuestro camino de regreso, volviendo por el mismo lugar.
Ahora el panorama es muy distinto. Pues uno ya no se pierde en la muchedumbre, sino que somos unos de los pocos que circulamos por la calle.
Pero hay algo que de repente se torno prácticamente invisible, o mejor dicho, opacado por el resto de las cosas que nos deslumbraron. Y es que varias de las cuadras ocupadas por los artesanos estas interrumpidas por construcciones y reparaciones, que según los del lugar están hace más de cinco meses. Esto sin duda los perjudica, y tal como expresa uno de ellos, a quien nos acercamos para saciar nuestras dudas, les impide trabajar cómodamente en muchos sentidos. Este hombre también nos asegura que las ventas disminuyeron notablemente desde que esos arreglos comenzaron a llevarse a cabo.
Sin embargo, continúan con su espíritu trabajador, y sin dudas tampoco afecta su inspiración y creatividad para seguir haciendo manualidades, que son su especialidad, que son su vida.
El regreso es rápido, pues ya no hay nadie que impida el paso y no hay nada que nos pueda detener. Nuestro diálogo ahora no está compuesto de muchas palabras, quizás varias reflexiones estén recorriendo nuestra mente de manera inevitable y eso nos impide hablar demasiado. Pues acabamos de recorrer sólo algunas cuadras de la cuidad que tienen un estilo muy distinto al resto. Cómo ya dije cada lugar se distingue por algo particular. Pues San Telmo, y especialmente estas calles ocupadas por los artesanos están caracterizadas por todo lo que las forma, sin dudarlo. Cada detalle es original y único. Su olor, su gente, sus negocios, todo eso es un sinfín de sensaciones que no se pueden olvidar tan fácilmente.

Crónica de un viaje al arte

Viernes por la tarde, las agujas del reloj marcan las 16.45, la temperatura en la calle es de algo más que 20 grados centígrados. Tomo mi bolso y mis llaves y salgo a andar. Disfruto la delicada y tibia brisa que topa con mi rostro, y en pocos minutos, sin notarlo, llego al lugar acordado.
Ahora el reloj no tiene agujas, es digital, y me indica que faltan pocos minutos para las 5 de la tarde.
En medio del tumulto y de la gente que va y viene corriendo, encuentro un espacio para poder sentarme y alejarme disimuladamente del caos que me rodea.
Observo por varios minutos la avenida Santa Fe a lo lejos, delante de ella la Calzada Circular y a mi izquierda el cartel que indica Sarmiento. Me encuentro en la Rural.
Pienso que será de aquella exposición que visitaremos, que además de cumplir con un deseo personal, sería útil para realizar la crónica que en este momento escribo.
Mis compañeros de grupo llegan con pocos minutos de diferencia mientras yo analizo perdidamente la ciudad alterada, en vísperas de fin de semana largo. Primero Paula. Después Emiliano. Cruzando algunas palabras nos decidimos a entrar a aquel lugar tan cerca y a la vez tan lejos del mundo porteño. El mundo del arte.
ArteBA 09, la feria de arte contemporáneo que desde hacía pocas horas había abierto sus puertas al público.
Presento mi libreta estudiantil y sin más vueltas adquiero la entrada. Sin muchas pistas de hacia donde debemos dirigirnos con mis compañeros, encontramos el acceso a aquel mundo tan liberador como es el mundo del arte.
Me impacta el hermoso clima que invade aquel enorme galpón. Luces que encandilan, y colores que me distraen sin poder decidir a donde ir.
Stands por doquier. Pequeñas y grandes esculturas ocupándolos. Grandes cuadros ubicados en inmensas paredes vacías, que ahora están llenas.
Gente. Mucha gente que se desplaza de aquí para allá. Y otra que no. Personas que simplemente se detienen a observar detalladamente cada ínfima parte de una obra de arte.
Tomamos la cámara de fotos y sin más, empezamos a fotografiar a todo lo que nos llama la atención, que es casi todo.
Una pintura que me atrapa. Que no puedo dejar de mirar, y que aunque me cueste encontrarle un sentido no deja de gustarme. Dentro de aquel marco hay una mujer que inclina su cuello hacia atrás, dejando caer sobre su rostro un mechón de pelo. Su expresión demuestra el placer que le causa exponerse al sol, a la luz del día en medio de un terreno que parece ser montañoso. Quizás disfruto observarla por el hecho de que me recuerda al momento en que la brisa tibia rozaba mi cara minutos antes. No lo sé.
Continuamos caminando y nos focalizamos en encontrar a algún artista importante para poder realizarle algunas preguntas para el trabajo en cuestión.
A lo lejos, sentada, una gran artista: Marta Minujín. Queremos hacerle unas preguntas pero se niega. Entonces nos dirigimos a su stand. Éste consiste en una pequeña habitación hecha con colchones. La idea es que uno pueda relajarse y apreciar el arte acostado, como nunca antes.
La curiosidad llama y junto a mis compañeros ingresamos. Mientras Paula salta yo le tomo fotografías, y luego me siento y pienso. La idea es original, y lleva a cualquiera a querer disfrutar de aquella sensación.
El reloj marca las 6 de la tarde y llegamos al sector de la feria en el que se encuentran los principiantes, los artistas novatos, que llenan a la exposición de un espíritu innovador. Alguien al pasar nos informa que todas las paredes que ahora los colores y las formas llenan de alegría, en un principio eran totalmente blancas. Sucede que de a poco los artistas toman un pincel y se dejan llevar por la imaginación. Y así, esos inmensos muros insignificantes pasan a ser grandes obras maestras dignas de admiración.
Caminando lentamente y sin dejar de asombrarnos de todo lo que allí estaba, llegamos a un stand en el que sólo hay un auto lleno de cosas. En el techo, en el baúl, en su interior, en todos lados. Nos asombra muchísimo, pues parece ser un auto preparado para echarse a andar a una ruta, a un viaje sin un destino predeterminado. Un viaje en el que nada se sabe. Un viaje en el que todo surge y fluye mientras transcurre.
Le tomamos fotografías y debatimos acerca de aquello. Pero al no haber nadie para preguntar el significado que evidentemente no estaba muy a la vista nos retiramos, caminando hacia otro rumbo.
Llegamos al pequeño sector perteneciente al director del Museo Hippie en Córdoba, y logramos hacerle unas preguntas a él y a otro de sus compañeros de trabajo, un galerista novato.
Nos muestra algunas de sus maravillosas obras, y nos expresa sus pensamientos y su comodidad en arteBA.
La entrevista dura varios minutos; no miro el reloj pero calculo que sus agujas deben estar marcando las 7 y pico.
Y es allí entonces que Daniel Domínguez, el entrevistado, pasa a traducirnos unas sabias palabras que son parte del manifiesto de la comunidad hippie y dicen lo siguiente:

“El por qué arte barato. La gente ha estado pensando que el arte es un privilegio de los museos y de los ricos, el arte no es un negocio. No le pertenece ni al banco ni a los elegantes inversores. El arte es comida, no lo puedes comer pero te alimenta. El arte tiene que ser barato y estar en todas partes. Es necesario para todos, es la parte interior del mundo. El arte cura el dolor. El arte despierta a los dormidos. El arte lucha contra la guerra y la estupidez. El arte canta aleluya. El arte es para las cocinas. El arte es un buen pan. El arte es un árbol verde. El arte es una nube blanca en el cielo azul. El arte es barato. ¡Hurra!”

Esas fueron las palabras que terminaron con la entrevista, y fueron las palabras que retumbaron en mi mente durante varios minutos, sin saber por qué.
Continuamos recorriendo y disfrutando de las infinitas obras.
Nos volvemos a encontrar con Marta Minujín que en esta oportunidad se encontraba caminando. Decido arriesgarme y acercarme rápidamente para hacerle unas preguntas. Lo logro, sin alcanzar el resultado esperado. Respondió apurada y sin darle demasiado interés a lo que yo decía. No me molesta, pues las palabras del anterior entrevistado seguían en mi cabeza.
Ya son las 8. Y llegó la noche.
Después de una tarde llena de sorpresas, de novedades, de colores, de olores, de gente rara, de gente loca, de fotos, de pinturas, de esculturas; después de una tarde así, nos retiramos del lugar con ganas de reflexionar y de recordar todo lo visto, que no es poco.
Vuelvo a la calle, no más calma que antes. Pero ahora el cielo está oscuro, y los faroles de las avenidas junto con las luces de los autos circulantes iluminan la gran ciudad.
Emprendo mi camino a casa, caminando lentamente, mientras miles de ideas chocan unas con otras en mi mente. Hacen ruido. Es inevitable notar su presencia. Es inevitable asumir que el gran mundo está lleno de otros pequeños mundos en su interior y que ellos no muestran otra cosa más que la realidad misma vista desde otra perspectiva; como es arteBA dentro de la capital, como es el arte dentro del planeta.

viernes, 29 de mayo de 2009

arteBA 09

Fotos de la visita a la Feria de Arte contemporáneo con los compañeros Paula y Emiliano.













miércoles, 27 de mayo de 2009

"Papeles secretos"

Detesto aquellas noches de insomnio en las cuales conciliar el sueño se torna imposible, dejándome una sensación de fracaso y enojo.
De repente, un ladrido. Parecía una señal para que de una vez por todas me levante de la cama. Lo intento hacer disimuladamente para evitar que ésta cruja y despierte a mi amiga que dormía en la cama contigua. Afortunadamente lo logro.
Camino rápido en puntas de pie hasta llegar a la ventana que da a la calle principal de la ciudad y asomo mi cabeza.
Un perro negro era el responsable de aquel agudo y molesto ladrido. La imagen de este animal frente a la pared blanca recién pintada del restaurante de en frente me hizo recordar a la fotocopia de un libro que la tarde anterior había divisado en la biblioteca. Sin saber bien el porque, me surgió la necesidad de ir en busca de ella.
Bajo las escaleras dando pequeños pasos y llego al corredor principal. Atravieso el living donde me sorprende la presencia de un pañuelo manchado con lápiz labial rojo sobre el gran sofá y un destello de luz que venía desde la cocina. Me acerco esperando encontrar algún familiar de mi amiga, pero no. Nadie estaba ahí. Sólo un vaso de ginebra por la mitad reposando sobre la mesada, al cual observé por varios segundos detenidamente.
Continúo mi recorrido y finalmente llego a la biblioteca. Al prender la luz me encuentro reflejada en un espejo roto y delante de él, sobre el escritorio, la fotocopia en cuestión.
Sus páginas son blancas, muy blancas, y eso es lo que de alguna manera me impide pensar que sean de un tiempo pasado. Emana un particular olor a tinta barata que poco a poco se desvanece en el aire.
No estaba del todo segura de querer leerlas, pues estas páginas no eran pocas y los stickers de chicles que estaban pegados en todas ellas me daban la leve sensación de que quien las había leído, no les haya resultado interesantes.
Sin embargo comienzo a leer sin darme cuenta su primer párrafo que decía: “Escaparnos era la única opción, pero David estaba completamente seguro de que podría cumplir con el plan previsto […]”
En un principio me pareció que se trataba de un robo, tenía un estilo policial.
Por unos instantes me desilusioné, pues tenía muchas expectativas puestas sobre aquella imagen de una fotocopia que sin saber porque había quedado en mi mente.
De manera inesperada, aparece frente a mí el padre de mi amiga, observándome de una manera extraordinariamente rara. Me quitó las fotocopias de las manos. Su ceño fruncido me mostró su enojo por haberme encontrado leyéndolas. Sutilmente me dijo que vaya a dormir y que no cuente nunca sobre la existencia de aquel juego de fotocopias que tan insignificantes parecían a simple vista.
Aquel comentario sonó como una amenaza, y por esa razón sin pensarlo demasiado me fui a la cama.
Permanecí unos instantes reflexionando sobre la situación que acababa de vivir. Giré hacia un lado y cerré mis ojos. Los ladridos de aquel perro por suerte ya habían acabado.

...poema...

Misil explotando en el cielo
Cuyo resplandor ilumina la trinchera
Cual sol permite ver la cara de los gurkas enemigos

El pelotón de ingleses cubre la cabeza de su comandante,
Piezas de plomo y platino vuelan por el aire
Precipitándose sobre la inmensidad de Canberra.
Desdichado prisionero desea paliar la guerra
Deseoso altamar lejos de esta tortura en mes de Junio,
Recuerda Southampton, su querida y anhelada tierra,
Donde el zoo relumbra a los monos de su actual presidio

Canciller desalmado, insustancial y triunfador de penas,
Sólo acepta la liberación y baja el retaco.
Rememora el puerto impoluto y devuelve ilusiones a Buenos Aires de lágrimas
Como aquella noche de tibio y cálido Octubre,
Acepta el trabajo de la humilde pizzería en las afueras de Retiro.
Comprende la miseria y el desdichado sueldo
Porque sólo con la simple existencia de cariño y afecto
Se puede derribar la más sofisticada y producente jaula en la riqueza de Londres.

"Memoria de escritura"

Sólo recuerdo tres momentos de mi vida en los que escribí textos que sin saber bien la razón, los recuerdo hasta el día de hoy. Y hay algo en común entre ellos tres, y es que fueron realizados por consignas dadas en el colegio.
El primero fue a los 11 años. Escribí una poesía. Creo que sólo fueron un par de estrofas cortas, y lamentablemente no sé que ha sido de ella. Sólo tengo en mi mente el grato recuerdo de haber hecho versos breves y utilizar ciertas palabras que eran increíbles, y por sobre todo para la edad que tenía. No sé si a la maestra le gustó pero para mi resultó ser fantástica.
Sin darme cuenta, llego a los 16 años y me encuentro frente al deber de realizar otro texto. Pero una diferencia sustancial cambiaba todo. Ahora tenía que ser capaz de expresar en sólo una carilla lo que sentía, lo que me pasaba por mi cabeza en ese momento. Era una actividad reflexiva para poder entendernos mejor a nosotros mismos, los alumnos.
No fue fácil. Pues cuanto más pienso en qué estoy pensando, es cuando más cosas pienso. Todo aquello que no estaba en mi cabeza, ahora estaba.
Sin embargo mi texto terminó siendo una mezcla de sentimientos, de miedos y dudas. Y así era, estaba atravesando una etapa de gran confusión, que la gran mayoría la vive, y es cuando al terminar el colegio, debemos decidir que será de nuestras vidas de adultos, sin querer hacerlo realmente.
Finalmente, al poco tiempo, me encuentro nuevamente frente a otro desafío. Una simulación de tomar apuntes tal como los alumnos universitarios hacen. Visto desde ahora, parece muy simple, pero aseguro que no lo fue en un principio.
Recuerdo haber tenido éxito, es decir, logré llegar al objetivo de la actividad, que era poder sintetizar una clase completa y rápida con apuntes tomados en el momento. Este texto y otro conjunto de cosas fueron quizás las que me hicieron ver al “mundo adulto” desde otro lado mucho más relajado y positivo y seguramente por esta razón lo recuerdo.

"Mi planta naranaja lima"

Tres años atrás, mi escuela, una profesora, una materia: literatura, un desafío. Un libro entre varios, el libro, una historia, la historia.
En el medio: mil opiniones, varias recomendaciones y consejos y al final mi decisión que se llamó “Mi planta de naranja-lima”.
Sus páginas fueron girando rápidamente y sin darme cuenta llegó su final, junto a infinitas sensaciones que me invadieron.
Un protagonista: un niño; un lugar: Río de Janeiro, una historia: la del niño y la pobreza que lo rodea y lo inunda. Sus sueños, sus ilusiones, sus deseos y sus travesuras logran transportar al lector a otra realidad.

¿Qué queda de todo esto? Una reflexión. Otra mirada. Analizar a mí alrededor ya no es lo mismo de antes. La gente que me rodea ya no pasa inadvertida, y lo más importante, ya no siento igual.
Intenté entender lo que es ser tan chico y no tener otra salida más que vivir como adulto, entendiendo cosas de adultos y conociendo el dolor tan tempranamente sin que nadie me proteja de él.
Ya no ver desde afuera, sino ver desde adentro. Cuan invisible puede tornarse una persona y cuan egoísta puede llegar a ser uno mismo. La indiferencia que mata y esas miradas que lo dicen todo, y más.

Millones de dudas y tan sólo una certeza: la solución es mirar un poco más allá, sólo un poco más lejos de donde estoy. Pensar diferente, actuar diferente, ser mejor y dar el ejemplo. Ayudar a que ayuden.
Todo esto puede llegar a lograr una simple historia que por ser simple no deja de ser maravillosa.